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2021 AUTUMN

HANGEUL : EN EL CENTRO DE LA ATENCIÓN MUNDIAL

Las películas dilucidan el Hangeul

“The King’s Letters” es una película que rastrea el proceso de invención del alfabeto Hangeul en la dinastía Joseon (siglo XV). “Mal-Mo-E: The Secret Mission” arroja luz sobre aquellos que arriesgaron su vida para evitar que el idioma coreano y sus letras fueran derrotados bajo la política colonial de Japón en el siglo XX.

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En “The King’s Letters” (2019), dirigida por Cho Chul-hyun, el rey Sejong se sorprende al escuchar que el sánscrito puede representar sonidos. La película combina hechos históricos con ficción cinematográfica para representar cómo nació el Hangeul.
© Lotte Entertainment Co., Ltd.

A veces doy charlas a estudiantes coreanos y una vez me sentí avergonzada cuando uno me preguntó: “¿Cuándo se inventaron el hiragana y el katakana?”. Estos componentes silábicos del sistema de escritura japonés evolucionaron por largo período de tiempo, y es difícil precisar el momento exacto de su creación. Por el contrario, el origen del alfabeto coreano –quién lo hizo, cuándo y por qué– está bien documentado. O eso pensaba hasta ver la película “The King’s Letters” (2019), opera prima del director Jo Chul-hyun.

A diferencia de dos series históricas previas de similar enfoque, “The Great King, Sejong” (2008) y “Deep Rooted Tree” (2011), que no cuestionaron los elogios lingüísticos universalmente otorgados al rey Sejong, la película toma una orientación diferente. Como licencia artística, ya en la introducción decía: “Adaptación cinematográfica de una de las diversas teorías sobre el Hunminjeongeum [nombre original del Hangeul, que significa “sonidos correctos para instruir al pueblo”]”.

Al principio, el rey Sejong, interpretado por Song Kang-ho (“Parasite” y “A Taxi Driver”), desecha volúmenes de libros escritos en hanja o caracteres chinos. “Esto son inútiles trozos de papel”, se burla. “No importa cuántos libros publique, no llegan a la gente común”. El rey quiere que todos en su reino, no solo la élite, sean capaces de leer y escribir, pero está bajo presión:está perdiendo la vista y los consejeros se oponen a su ambicioso objetivo, temiendo molestar a China.

“Todos saben cuántos huesos tiene un melocotón, pero nadie cuántos huesos hay en el pozo”.

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El monje Shinmi explica las características del sánscrito al príncipe Suyang y al príncipe Anpyeong, segundo y tercer hijo del rey Sejong.En la película, los príncipes ayudan a su padre en el proyecto secreto de crear el Hangeul.
© Lotte Entertainment Co., Ltd.

EL OBSEQUIO DEL REY
El monje Shinmi (Park Hae-il), principal experto en fonología del reino y custodio de la colección más completa de textos budistas, la Tripitaka coreana, es reclutado en secreto para ayudar al rey con un pequeño grupo de monjes. Haciendo referencia a lenguas antiguas como el sánscrito, Shinmi, que no aparece en ninguna historia registrada sobre la escritura coreana, lidera el esfuerzo por crear vocales y consonantes adaptadas a la lengua coreana.

Tener monjes budistas ayudando al rey en el proyecto solo genera conflicto en la corte. La dinastía Joseon, con raíces en el confucianismo, era oficialmente contraria al budismo. Por tanto, el rey debía avanzar con su proyecto a escondidas para no enfrentarse a los eruditos-funcionarios confucianos. Sin embargo, surge un choque ideológico entre el rey y el monje, que es orgulloso y franco.

También destaca el papel de la reina Soheon, a cargo de Jeon Mi-seon, que murió días después de la rueda de prensa para promocionar la película. Como dice un proverbio coreano: “Cuando la gallina cacarea, la casa se arruina”. A las mujeres coreanas de la época de niñas las enseñaban a obedecer a los hombres, y tener opinión propia se consideraba inmodesto. Sin embargo, la reina dice: “Creo que la gallina que cacarea trae prosperidad a la familia y a la nación”, afirmando que las mujeres deben ser educadas y empoderadas. Como indica una escena donde la reina enseña a sus sirvientas, el nuevo alfabeto era un medio para empoderar a los estratos sociales más bajos.

Al final, los funcionarios del palacio se oponen firmemente a promulgar la nueva escritura por la participación del monje budista. Pero el rey Sejong se mantiene firme y presenta la nueva escritura, invitando a sus oponentes a apoyarle, y el libro que explica el alfabeto se convierte en la semilla para eliminar el analfabetismo.

“Todos saben cuántos huesos tiene un melocotón, pero nadie cuántos huesos hay en el pozo”, dice Shinmi.

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“MAL-MO-E: misión secreta” (2019), dirigida por Eom Yu-na, retrata los esfuerzos de quienes se implicaron en publicar un diccionario en coreano, arriesgando su seguridad personal durante el dominio japonés. Ryu Jeong-hwan (dcha), presidente de la Sociedad de la Lengua Coreana, y su secretario Kim Pan-su, recorren el país para recopilar dialectos locales. Ryu se basa en un personaje real, pero Kim es un personaje ficticio creado para el film.
© Lotte Entertainment Co., Ltd.

EL MÉRITO DE ARRIESGAR VIDAS
“Mal-Mo-E: The Secret Mission” (2019), estreno de la directora Eom Yu-na, se basa en eventos históricos de final de las décadas de 1930 y 1940, cuando académicos y miembros de la Sociedad de la Lengua Coreana arriesgaron su vida para crear en secreto un diccionario coreano. Entonces, los imperialistas japoneses que gobernaban Corea habían “degradado” y prohibido rotundamente el idioma coreano en favor del japonés.

“Mal-Mo-E” es el título del primer diccionario de la lengua coreana, que comenzó a ser compilado en 1911 por el lingüista corea- no y activista independentista Ju Si-gyeong (1876-1914) y sus alumnos. Finalmente no pudo ser publicado pues los autores murieron o se exiliaron. El manuscrito original cambió de manos varias veces hasta que llegó a la Sociedad de la Lengua Coreana, que se dispuso a editar y complementar las entradas. Fue completado para su publicación en 1942, pero los integrantes de la sociedad fueron encarcelados y torturados antes de ser impreso. Sin embargo, el manuscrito no fue incautado. Permaneció escondido hasta que fue recuperado en un almacén de la estación de Seúl en 1945, justo tras la liberación del país.

Kim Pan-su (Yoo Hae-jin), el protagonista, es un exconvicto analfabeto que sobrevive como carterista, dato que refleja que la alfabetización no pudo garantizarse entre los coreanos como el rey Sejong pretendía. Pero Kim es un personaje de ficción que sirve para mostrar el placer de aprender a leer y a escribir.

El contrapunto de Kim es Ryu Jeonghwan (Yoon Kye-sang), presidente de la Sociedad de la Lengua Coreana. Ambos se cruzan cuando Kim intenta robar el maletín de Ryu, que contiene un borrador del diccionario. Un profesor (Kim Hong-fa), encarcelado con el ladrón de poca mon- ta, responde por él para que sea contratado por la sociedad lingüística. Así es como el carterista Kim y el torpe académico Ryu terminan viajando juntos por el país de incógnito, recogiendo palabras heredadas de dialectos en muchas zonas.

A Kim le cuesta entender por qué arriesgar la vida por un mero diccionario, pero un integrante de la sociedad, Gu Ja-yeong (Kim Sun-young), le dice: “El lenguaje, tanto hablado como escrito, contiene el espíritu nacional”. También representa el espíritu comunitario, como refleja la palabra “nosotros”, al señalar que donde los occidentales dirían “mi país”, “mi hija” o “mi fa-milia”, los coreanos dicen “nuestro país”, “nuestra hija” o “nuestra familia”.

“Mal-Mo-E” tocó un nervio patriótico. Se estrenó poco antes del centenario del Movimiento del Primero de Marzo, manifestación pública masiva que generó luchas a escala nacional por parte de los coreanos para recuperar la independencia. Aunque la trama básica resulte familiar, la alquimia entre drama, comedia y hechos históricos de la película llenó las butacas de los cines, y la película fue incluida en el Festival de Cine Coreano en Florencia (Italia), al año siguiente.

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Kim Pan-su, quien aprendió tardíamente a leer y escribir, observa su nombre escrito en la portada de “Hangeul”, revista publicada por la Sociedad Coreana del Lenguaje.
© Lotte Entertainment Co., Ltd.

Aya NarikawaEscritora independiente

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