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2022 SPRING

Mi espacio, nuestro espacio

Para un número creciente de coreanos, salir de casa para ir a trabajar a una oficina tradicional ya no es la rutina diaria. A cualquier hora, muchos se dirigen a espacios de coworking, donde comparten lugar con otros a los que ni siquiera conocen. Una pandemia global, la era digital y la búsqueda de rentabilidad, han impulsado estos espacios compartidos.

“El año pasado cada día me desplazaba hasta otra zona de Seúl para trabajar, pero decidí alquilar un espacio compartido en este edificio nuevo porque está más cerca de casa”. “Es realmente conveniente porque está a solo un minuto a pie de la estación y podemos usar una sala de seminarios y un salón”. “Fue bueno mudarnos aquí porque tenemos un ambiente de trabajo como de una gran empresa.”

A juzgar por los comentarios que llegan a las comunidades coreanas en línea, el uso de espacios de coworking (ubicados fuera de las oficinas tradicionales) tiene una abrumadora aceptación. Algo que empezó y cobró fuerza antes del COVID, aparentemente ha llegado a un punto de no retorno para muchas empresas y oficinistas.

Se considera coworking el uso de espacios de trabajo y oficinas compartidas, distintos de los espacios de trabajo abiertos que cualquiera puede usar. Suelen tener salas de reuniones, una sala de estar y pequeñas cocinas. Una oficina compartida suele implicar que una empresa con oficinas libres alquila esos espacios a otras empresas o colabora con un gestor de coworking para hallar inquilinos. El coworking logró popularidad tras la recesión mundial de 2008-2009 con el concepto de economía compartida de bienes y servicios, que luego cambió para permitir que personas, grupos pequeños y nuevas empresas usaran espacios de oficina vacantes por una fracción de lo que les costaría un espacio exclusivo.

Hoy existe una feroz competencia entre gestores de espacios de trabajo compartidos. Alquilan pisos en edificios de gran altura, dividen los espacios y “tientan” mucho a los inquilinos con descuentos especiales o entornos de trabajo premium. Muchos no necesitan una oficina permanente, pues son nómadas digitales, consultores, autónomos o emprendedores independientes. Quizá no desean trabajar desde casa a diario o simplemente se sienten más productivos en un entorno profesional. Un espacio de trabajo compartido brinda la oportunidad de establecer contactos, relaciones comerciales y sinergias.

La mayoría de las oficinas compartidas tienen salas cerradas y mesas no asignadas, como zona de enfoque, comodidad, creatividad o actualización. Ofrecen un ambiente acogedor, como un café pero sin bullicio. Al no haber ruido ni distracciones, fomentan la concentración.
© FASTFIVE FIVESPOT Hapjeong

Competir por un espacio
En Corea, el coworking creció rápidamente desde 2015 impulsado por FastFive, el primer gestor de espacios de coworking de Corea, empresa fundada en dicho año, y Spark Plus, otro promotor nacional establecido en 2016. Además, WeWork, empresa de espacios de coworking de EE. UU., abrió su primera sucursal en Corea en 2016.

Con mayor atención pública, el volumen de espacios de trabajo compartidos en Seúl pasó de solo 20 en 2010 a más de 100 en 2016, y a 220 en julio de 2019. Barrios comerciales como Gangnam vivieron dicho auge. Las corporaciones que se mudaban de esos distritos a los suburbios creaban una tentadora oferta de espacios junto a centros de transporte urbano. De hecho, las propias corporaciones pueden dejar del todo sus oficinas y optar por un espacio compartido menos costoso.

El volumen de espacios compartidos en la capital pasó de 50.000 metros cuadrados a la friolera de 600.000 en dicho período, según el instituto de KB Financial Group. El sitio web de FastFive poseía 38 sucursales en todo el país en diciembre de 2021 y un total de 13.290 empresas, desde nuevas hasta conglomerados, usan sus espacios de coworking. La compañía confía en que casi el 90% de sus clientes renueve contrato.

Un espacio en una oficina compartida puede alquilarse mensualmente. El trámite es tan simple que los clientes pueden usar su espacio de inmediato. Y cuando vence el contrato, la renovación es sencilla y ajustada a sus necesidades.
© FASTFIVE Sinsa

Precio bajo a diario
De lejos, el principal motivo de los usuarios es lo asequible que resulta compartir espacio de trabajo u oficina. Especialmente beneficia a pequeñas y nuevas empresas, que ahorran en comprar muebles y equipos de oficina. Y si se les queda pequeño, pueden cambiar fácilmente.

Naturalmente, los gestores de espacios de coworking enfatizan el ahorro de costes. En su web, FastFive intenta captar potenciales clientes al afirmar: “Le garantizamos que puede reducir costes de inversión inicial y gastos fijos. Y hasta una empresa pequeña puede tener una oficina en un edificio alto junto al metro”.

Tener flexibilidad en espacios o en plazos de arrendamiento también influye en la popularidad del coworking. Los contratos se basan en un mínimo mensual que permite mudarse fácilmente a un espacio mayor o menor, sin atarse a contratos a largo plazo o grandes depósitos de alquiler.

Los usuarios de coworking suelen tener acceso 24 horas a su espacio, otra ventaja importante para las empresas con horarios flexibles. Algunos empleados que trabajan desde casa o en remoto pueden ser menos productivos en la mesa de su cocina, pero un espacio de coworking les da oportunidad de prosperar.

Varios factores determinan el precio del alquiler, tales como el número de usuarios o mesas, o si tiene ventana, pero normalmente el precio incluye enseres básicos de oficina como impresora, café y refrigerios.
© WEWORK KOREA

Perspectiva
La pandemia del coronavirus promovió los espacios de coworking en todo el mundo y Corea no es una excepción. Cuesta imaginar que el entorno laboral vuelva a los niveles pre-pandemia, con legiones de oficinistas yendo y viniendo del trabajo a horas fijas. Cada vez más empresas optan por horarios flexibles para ayudar a los padres que trabajan, y también para aprovechar las franjas horarias en que los empleados son más productivos.

Sin duda, Internet ha transformado el mundo de los negocios de forma espectacular. Hoy en día algo de capital, una gran idea y acceso a Internet bastan para arrancar una empresa unipersonal o una start-up con un pequeño grupo de socios. El coworking evita a estas empresas tener que buscar un espacio asequible y el coste de establecerse, y las ya establecidas también pueden aprovecharse del nuevo paradigma. Una empresa de marketing, por ejemplo, no necesita a todo el equipo en mesas fijas. Pueden trabajar desde casa y reunirse en un espacio de trabajo, permitiendo reducir su escala mientras aumenta beneficios.

Irónicamente, el modelo de negocio de los gestores de espacios de coworking es menos seguro, al estar sujetos a las mismas condiciones que ayudan a evitar a sus clientes. Deben llenar el espacio que arrendaron mediante contratos a largo plazo o que directamente compraron. Pero la feroz competencia del mercado mantiene bajos los precios de alquiler y los contratos a corto plazo, eso implica que sus ingresos mensuales pueden variar mucho. En cambio, han de invertir más en servicios y ofrecer más beneficios para evitar la fuga de usuarios y atraer a nuevos clientes.

Los gestores de estos espacios buscan la fórmula ideal para su negocio. ¿Deben promover una máxima ocupación diaria renunciando a escritorios reservados, o mejor ofrecer un espacio común totalmente amueblado que promueva la colaboración en pequeños grupos?

Kim Dong-hwan Reportero, The Segye Times

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